Algunos huracanes

Nos gusta zarpar en cuanto vemos los nubarrones. Atascamos los motores al máximo y nos amarramos a la chimenea. Disfrutamos sentir el calor creciente en nuestras espaldas mientras el barco arremete a todo vapor contra las olas. Las turbinas crujen y bufan sus últimos ciclos al entrar en el ojo de la tormenta. Entonces nos desatamos, sacamos el mantel de cuadritos, las copas y los quesos, y nos sentamos a almorzar mientras el mundo se derrumba a nuestro alrededor.

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