Tú no eres quien yo espero

Justo antes de que llegara a la ventana, Rapunzel sacudió su trenza hasta hacer caer al príncipe. Lo mismo sucedió con los siguientes pretendientes. La bruja se inflaba de orgullo por el comportamiento ejemplar de su protegida. Hasta que, un día, llegó una princesa.

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Salúdame, pídeme cosas que no te voy a cumplir. Lo que sea.

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